Dos antioqueños buscan formalizar a las 742.000 personas dedicadas a este oficio en el país.
María Victoria Bolívar y Ernesto Ospina llevan una década enseñando cómo hacer empresa con sentido social. Hoy, luego de pasar por diferentes aulas de clases del país, encontraron la posibilidad de poner en práctica la teoría y de paso contribuir a la formalización laboral de las empleadas domésticas.
Los dos antioqueños ya dieron el primer paso con la creación de Clean House Express, una empresa que busca reunir a mujeres cabeza de hogar, desplazadas y de comunidades afro, para prestar servicios de aseo domiciliario, inicialmente en hogares de Medellín. La idea es que las empleadas no sean buscadas directamente por los hogares, sino que contacten a la empresa para que, de acuerdo a las necesidades y habilidades de cada una de las servidoras, esta programe la rutina de aseo y el cuidado de bebés con una carga que no supere las 8 horas diarias de lunes a sábado. La apuesta no les será fácil.
Tendrán que hacer rentable un modelo de negocio en el que muchos han declinado en el intento y otros han caído en incómodas prácticas de tercerización laboral. Pero lo que es aún más complejo es que estos emprendedores deberán cambiar una costumbre histórica de contratación informal con salarios inferiores al mínimo legal, sin afiliación a salud, pensiones, cesantías y menos, primas y vacaciones.
Según Ospina, este es un proyecto en el que se parte de lo social para llegar a lo empresarial y con el que generarán 40 empleos el primer año, con un salario básico de 589.500 pesos correspondiente al mínimo legal. “Proyectamos aumentos salariales del 7 al 9 por ciento en 5 años. Un 5 por ciento de las utilidades irán a un fondo para auxilios educativos, porque no queremos únicamente entregarles trabajo sino formarlas a ellas y a sus familias”, dijo.
Esta premisa es un respiro para María Roa. Ella, junto a 27 mujeres, fundó en abril el primer sindicato de empleadas domésticas de Colombia. Su labor inspiró el proyecto Clean House. “Valoramos ese apoyo. Que nos capaciten, por ejemplo, en gastronomía porque muchas somos mujeres afros que requerimos aprender de cocina especializada”, explicó Roa. Sin celos, Bolívar y Ospina sueñan con marcar el camino de un nuevo modelo de negocio. Creen que entre más empresas, como la de ellos, se abran en Colombia, la calidad de vida de estas mujeres mejorará. A pagar lo justo por el servicio prestado Quien contrate de manera particular a una empleada doméstica deberá pagarle mensualmente 200.000 pesos de prestaciones, además del salario. Eso equivale, en promedio, a 97.000 pesos diarios, cuando informalmente pagan 40.000 pesos por día.